miércoles, 30 de septiembre de 2009

Acertijo, por Adrián Paenza

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Recuerde que no hay trampas, no hay cosas escondidas, todo está a la vista.
Algo más: si no conoce el ejemplo, permítame una sugerencia. Trate de pensarlo solo porque vale la pena, en particular, porque demuestra que lo que usted cree sobre usted mismo a lo mejor no es tan cierto. O, en todo caso, es incompleto.

Antonio, padre de Roberto, un niño de 8 años, sale manejando desde su casa en la Capital Federal y se dirige rumbo a Mar del Plata. Roberto, va con él. En el camino se produce un terrible accidente. Un camión, que venía de frente, se sale de su sector de la autopista y embiste de frente al auto de Antonio.

El impacto mata instantáneamente a Antonio, pero Roberto sigue con vida. Una ambulancia de la municipalidad de Dolores llega casi de inmediato, advertida por quienes fueron ocasionales testigos, y el niño es trasladado al hospital.

No bien llega, los médicos de guardia comienzan a tratar al nene con mucha dedicación pero, luego de charlar entre ellos y estabilizarle las condiciones vitales, deciden que no pueden resolver el problema de Roberto. Necesitan consultar. Además, advierten el riesgo de trasladar al niño y, por eso, deciden dejarlo internado allí, en Dolores.

Luego de las consultas pertinentes, se comunican con el Hospital de Niños de la Capital Federal y finalmente conversan con una eminencia en el tema a quien ponen en conocimiento de lo ocurrido.

Como todos concuerdan que lo mejor es dejarlo a Roberto en Dolores, la eminencia decide viajar directamente desde Buenos Aires hacia allá. Y lo hace.

Los médicos del lugar le presentan el caso y esperan ansiosos su opinión.
Finalmente, uno de ellos es el primero en hablar:

—¿Está usted en condiciones de tratar al nene? —pregunta con un hilo de voz.
Y obtiene la siguiente respuesta:
—¡Cómo no lo voy a tratar si es mi hijo!





Bien, hasta aquí, la historia. Está en usted el tratar de pensar una explicación que tenga sentido. Como no compartimos la habitación, o donde sea que usted esté, le insisto en que no hay trampas, no hay nada oculto. Y antes de que lea la solución, quiero agregar algunos datos:

a) Antonio no es el padrastro.
b) Antonio no es cura.

Ahora sí, lo dejo a usted y su imaginación. Eso sí, le sugiero que lea otra vez la descripción del problema y, créame, la solución es muy, muy sencilla.



SOLUCIÓN MÁS ABAJO.

EVITE LEERLA HASTA INTENTAR SOLUCIONARLO.
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Solución
Lo notable de este problema es lo sencillo de la respuesta. Peor aún: no bien la lea, si es que usted no pudo resolverlo, se va a dar la cabeza contra la pared pensando, ¿cómo puede ser posible que no se me hubiera ocurrido?
La solución es que la eminencia de la que se habla, es la madre.

Este punto es clave en toda la discusión del problema. Como se advierte (si quiere vuelva y relea todo), nunca se hace mención al sexo de la eminencia. En ninguna parte. Pero nosotros tenemos tan internalizado que las eminencias tienen que ser hombres que no podemos pensarla mujer.
Y esto va mucho más allá de que puestos ante la disyuntiva explícita de decidir si una eminencia puede o no puede ser una mujer, creo que ninguno de nosotros dudaría en aceptar la posibilidad tanto en una mujer como en un hombre. Sin embargo, en este caso, falla. No siempre se obtiene esa respuesta. Más aún: hay muchas mujeres que no pueden resolver el problema y cuando conocen la solución se sienten atrapadas por la misma conducta machista que condenan. En fin, creo que es un ejercicio muy interesante para testear nuestras propias complicaciones y laberintos internos.
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lunes, 21 de septiembre de 2009

Ahhhhh... y sí, Dios los cría...

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Página 12 / viernes 18 de septimbre de 2009
EL PAIS › JOSE MARIA AZNAR, ALVARO VARGAS LLOSA, MAURICIO MACRI, SEBASTIAN PIÑERA Y JORGE QUIROGA

“Esta es la mesa de la civilización”

La Legislatura fue el escenario del cónclave de la derecha iberoamericana. La cubana Hilda Molina fue agasajada por todos. Condenaron el “populismo”, alabaron el libre mercado, denostaron el “intervencionismo estatal” y aclararon que no son de “derecha”.

Por Werner Pertot

Se rodeó de presidenciables y ex mandatarios de derecha. Recibió elogios de neoliberales de toda América latina, Estados Unidos y Europa. Quizá por eso, el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, sacó pecho y afirmó: “Estamos todos los argentinos mirando lo que van a hacer los senadores. Esperemos que no nos defrauden y no convaliden este gobierno fascista que se lleva por delante a todo el mundo”. Le sonreían el ex mandatario español José María Aznar, el boliviano Jorge “Tuto” Quiroga, el candidato presidencial chileno Sebastián Piñera y Alvaro Vargas Llosa, quien autotituló al grupo como “la mesa de la civilización”. Todos se pronunciaron contra la Ley de Servicios Audiovisuales, contra “la barbarie del populismo” y defendieron los tratados de libre comercio.

Fue la segunda parte del cónclave neoconservador de Rosario que ocurrió el año pasado. Con alfombra roja y la Legislatura engalanada para recibir a las estrellas de la nueva derecha, la atracción central fue, sin duda, la cubana Hilda Molina, quien recibió el abrazo de todos los dirigentes del encuentro neocon. Perdido entre la multitud, en cambio, el inyenieri Juan Carlos Blumberg recordaba mejores épocas.

Durante todo el encuentro, los referentes conservadores mostraron cierta fobia a usar la palabra “derecha”. “He leído en algunos medios que aquí se reunía la derecha. Me gustaría corrernos de esas falsas dicotomías. Tengo 42 años y mi generación la única zurda que conoció es la del gol de Maradona a los ingleses”, empezó el vicepresidente primero Diego Santilli, quien consideró que “no discutimos derechas o izquierdas, sino si estamos del lado de los buenos”. El peronista PRO aseguró que “la crisis internacional no es económica ni financiera, lo que tenemos que discutir son los valores de la sociedad”.

Luciendo un moño dieciochesco, Alvaro Vargas Llosa fue el primero de los panelistas, tras una breve intervención de Gerardo Bongiovanni, el titular de la Fundación Libertad, que organizó el encuentro junto con la Fundación FAES de Aznar. “Este es el bando de la modernidad, en esta batalla entre la civilización y la barbarie que se está dando en América latina”, sostuvo el hijo del escritor, quien consideró que existen dos opciones: “O la civilización occidental o la opción por la barbarie”. Luego enumeró como parte de esa barbarie a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. No hubo ninguna mención a Honduras. “También los argentinos están amenazados, y ante todo su libertad de expresión. Ustedes tienen que resistir esas fuerzas oscurantistas”, advirtió.

“Siempre preferí ser diestro que ser siniestro. Ser derecho que ser chueco”, lanzó Sebastián Piñera, y arrancó el primer aplauso de la tribuna. “Decían que aquí se reunía la derecha. Tratan de etiquetarnos y caricaturizarnos”, se quejó. “Los pronósticos de que se había muerto la economía de mercado, gracias a Dios, no se cumplieron. La crisis internacional fue una falla del Estado”, diagnosticó el candidato de la derecha chilena, a quien todos le desearon éxito en la elección de diciembre. El magnate dictó cátedra contra “la intervención del Estado y el dirigismo”. “No dio resultado nunca”, sentenció. Y luego volvió a advertir sobre “el peligro del populismo y del terrorismo”.

“Este encuentro no es de derecha. Es de ultra. De ultraderecho. La caricatura de la derecha es un cuentito. Estamos los que queremos propiedad o los que llevan adelante el estatismo”, sostuvo Quiroga, el ex presidente neoliberal de Bolivia que siguió al dictador Hugo Banzer. El ex mandatario se dedicó a su tema preferido: Hugo Chávez. Lo llamó “el petropirata del Caribe” y no dudó en considerarlo “la amenaza más grande de la historia de América latina”. Quiroga abogó por la firma de tratados de libre comercio con Estados Unidos, aseguró que el crecimiento de 2003 a 2008 “fue artificial” y recomendó “protegerse del proteccionismo”.

“Cuando Chávez ataca a la prensa es difícil emularlo. Pero si en Argentina se aprueba una ley que coarta la libertad de prensa, abre un antecedente en otros países. Un Congreso saliente, cuando ya hay otro electo no puede quemar la casa”, opinó Quiroga, quien citó al presidente norteamericano Thomas Jefferson: “Mejor tener libertad de expresión sin democracia institucional que democracia sin libertad de expresión”.

“El camino es la libertad de expresión y una economía libre y abierta al mundo”, repitió Aznar, quien también cuestionó elípticamente la ley de radiodifusión: “La responsabilidad del Estado no es coartar la libertad de expresión, sino permitir que se ejerza de la mejor manera”. El ex presidente español insistió en que “de la crisis se sale con más libertad, no con más intervencionismo del Estado”. “No nos interesan los prejuicios. Nosotros ponemos ideas, otros ponen recetas de cocina fracasadas. Nuestras recetas son mejores. Tenemos razón”, fueron los argumentos que el ex mandatario desgranó con seguridad tautológica.

“Poder adherir a los conceptos que se han dicho es un honor”, dijo Macri al cierre del encuentro. “Como decía José María, el mundo ante este tropezón genera un nuevo orden para Latinoamérica: en la Argentina tenemos alimentos, minerales y el turismo”, ofreció. “No hay que tener miedo a participar en política. Más miedo hay que tenerle a la ley de radiodifusión”, sostuvo el líder de PRO. En medio de aplausos, aseguró que sus diputados revisarán la norma después del 10 de diciembre. Y se retiró en una tromba de hombres de traje.
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Anhelo de futuro

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"Lo que mucha gente llama amor consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio".
Julio Cortázar.
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Círculo vicioso

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domingo, 13 de septiembre de 2009

Salvador Allende, 1972

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“No hay querella de generaciones, y eso es importante que yo lo diga.
La juventud debe entender su obligación de ser joven, y si es estudiante, darse cuenta que hay otros jóvenes que, como él, tienen los mismos años, pero que no son estudiantes.
Y si es universitario con mayor razón mirar al joven campesino o al joven obrero, y tener un lenguaje de juventud, no un lenguaje sólo de estudiante universitario, para universitarios.
La revolución no pasa por la universidad, y esto hay que entenderlo; la revolución pasa por las grandes masas; la revolución la hacen los pueblos; la revolución la hacen, esencialmente, los trabajadores.
Por eso, sin decir que la juventud será la causa revolucionaria y el factor esencial de las revoluciones, yo pienso que la juventud por ser joven, por tener una concepción más diáfana, por no haberse incorporado a los vicios que traen los años de convivencia burguesa, porque la juventud debe entender que debe ser estudiante y trabajadora; porque el joven debe ir a la empresa, a la industria o a la tierra. Porque ustedes deben hacer trabajos voluntarios; porque es bueno que sepa el estudiante de medicina cuánto pesa un fardo que se echa a la espalda el campesino que tiene que llevarlo a veces, a largas distancias; porque es bueno que el que va a ser ingeniero se meta en el calor de la máquina, donde el obrero a veces, en una atmósfera inhóspita, pasa largos y largos años de su oscura existencia; porque la juventud debe estudiar y debe trabajar -porque el trabajo voluntario vincula, amarra, acerca, hace que se compenetre el que va a ser profesional con aquel que tuvo por herencia las manos callosas de los que, por generaciones, trabajaron la tierra-.”
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John

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